20 personas con enfermedad o daño en sus corneas tuvieron mejoras significativas después de recibir implantes realizados de la piel del cerdo. 14 de las 20 personas habían quedado completamente ciegas antes del procedimiento y al paso de 2 años recuperaron significativamente su visión. 3 de los pacientes se consideran con perfecta visión después del procedimiento.
El equipo de investigación publicó, “Nos sorprendió el grado de mejora de la visión”, dijo Neil Lagali, profesor de oftalmología experimental en la Universidad de Linköping en Suecia, coautor del estudio. Y aunque no todos los pacientes tuvieron el mismo nivel de mejoría, la doctora Marian Macsai de la Universidad de Chicago; quien no esta involucrada en el estudio, comentó: “El concepto de que podríamos tener córneas creadas mediante bioingeniería sería revolucionario”, dijo Macsai. “Potencialmente eliminaría el riesgo de rechazo y potencialmente haría que las córneas estuvieran disponibles para pacientes en todo el mundo”.
La importancia de la tecnología radica en la disponibilidad de corneas para tratar padecimientos, ya que solo hay disponibles 1 cornea para trasplante por cada 70 que se necesitan. Y en términos simples no es realmente un trasplante de córnea, ya que el procedimiento es algo distinto. De la proteína de la piel de cerdo lo que se genera es un hidrogel que se inyecta dentro de la cornea adelgazada del paciente para darle volumen y así pueda recuperar sus funciones naturales. Esto provoca que los resultados tengan distintos efectos, ya que entra en juego el estado de la cornea del paciente. Pero, por otro lado, también ofrece cero rechazo al tratamiento, ya que al no tratarse de un trans plante e inyectarse directamente a la cornea del paciente, la aceptación es del 100%.
El objetivo del equipo es la disponibilidad, tanto de material como del costo del procedimiento, para así asegurar beneficiar al mayor numero de pacientes. Ese objetivo parece cumplirse con este procedimiento alternativo. Así que, quizá el dicho deberá cambiar a tener vista de cochi en lugar de oído.
Por Xico Castro