Tres dedazos rumbo a la presidencia de México en 2024

Tres dedazos rumbo a la presidencia de México en 2024

En junio de este 2024, elegiremos a la próxima presidente de México, por primera vez en la historia las posibilidades de que una mujer dirija los destinos de este país son amplías. Lamentablemente la ciudadanía tendrá tres opciones cuyas candidaturas dependen de arreglos cupulares y de partido y no de un arraigo popular.

 

LA CÁTEDRA

Por: Mario Kato

 

El ejemplo más claro de un dedazo, fue el que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien por medio de una supuesta encuesta llena de irregularidades y con una competencia dispareja siempre a favor de Claudia Sheinbaum, impuso a la ex jefa de gobierno como la abanderada del bloque oficialista que encabeza MORENA, junto al PT y el Partido Verde y un amplió espectro de partido locales en los diferentes estados de la república.

La rival más fuerte en la oposición es Xóchitl Gálvez, una empresaria que tiene más de 20 años ocupando cargos públicos por el PAN, así que no podemos considerarla una carta de la sociedad civil, además, sus mismos impulsores de la coalición Fuerza y Corazón por México, empañaron su designación, al comenzar a bajar aspirantes en medio de un proceso que prometía ser democrático y abierto.

El dedazo de Gálvez se le puede atribuir a Claudio X. González líder del sector empresarial que da soporte económico a los partidos PRI, PAN y PRD.

Xóchitl es una carta fresca por su estilo y su carácter empresarial la aleja del clásico político, pero su candidatura no viene de un movimiento de masas o de un liderazgo civil, por lo que es una carta impuesta a quienes simpatizan con la oposición.

El tercero en discordia y único hombre para competir por la silla de Palacio Nacional es Jorge Álvarez Maynez, que sin faramalla alguna de democracia interna fue impuesto en su candidatura por el líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado.

El hecho de que las tres candidaturas hayan sido impuestas por los grupos de poder que representan no las invalida como buenas opciones políticas, eso ya depende de sus trayectorias y acciones de gobierno, sin embargo, es lamentable que un país con 200 años de existencia, los partidos políticos no tengan una verdadera democracia interna.

Las élites políticas y empresariales siguen marcando la ruta del quehacer electoral en México, en donde la toma de decisiones si bien toma en cuenta a toda la población, pero solo lo “necesario”, para no correr el riego de que la toma de decisiones pública, caiga en manos de un grupo de ciudadanos que tengan como prioridad el bienestar social y la justicia, por encima de los intereses creados históricamente.

 

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