Un estudio publicado el miércoles en la revista de la asociación estadounidense del corazón señala que los sentimientos de ira tienen un impacto adverso en la salud de los vasos sanguíneos.
En un estudio aleatorio, los investigadores asignaron a 280 participantes y les encomendaron una actividad que les llevó a recordar emociones de ira, tristeza, ansiedad o neutralidad durante un período de ocho minutos. Posteriormente, recopilaron datos sobre la salud vascular de los participantes antes y después de la actividad.
Shimbo mencionó que las actividades destinadas a evocar sentimientos de tristeza y ansiedad no produjeron un cambio significativo en los indicadores, en contraste con la tarea diseñada para evocar emociones neutras. Sin embargo, señaló que la ira sí generó un impacto notable.
“Los efectos perjudiciales de la ira en la salud y la enfermedad podrían estar relacionados con sus consecuencias negativas en la salud vascular, es decir, en la salud de los vasos sanguíneos”.
La ira dificultó la expansión de los vasos sanguíneos y afectó a los marcadores celulares de lesión y reparación, según Shimbo. Estos efectos persistieron hasta 40 minutos después de la tarea de inducción, lo cual es preocupante por su impacto acumulativo en la salud vascular.
Ebinger sostiene que la ira, como emoción humana, es inevitable y no se debe intentar evitar por completo.
