Un incidente inesperado tuvo lugar durante el último partido de los Dodgers cuando un aficionado le arrebató una pelota a Mookie Betts, jugador estrella del equipo.
El aficionado, cuyo nombre no ha sido revelado, se encontraba en primera fila cuando Betts lanzó una pelota hacia la multitud tras un momento de juego. Según testigos, el espectador empujó a otros asistentes para atrapar el souvenir, logrando arrebatarle la pelota directamente a Betts en una acción que fue considerada desleal.
Debido a este comportamiento, las autoridades del estadio decidieron imponer una sanción. Aunque no se ha especificado la duración de la suspensión, el aficionado no podrá asistir a los juegos en casa de los Dodgers por un periodo considerable. La liga, además, ha emitido un comunicado en el que reitera la importancia del respeto entre jugadores y asistentes.
Betts, por su parte, ha pedido calma a sus seguidores y ha restado importancia al incidente, señalando que entiende el entusiasmo de los fanáticos. Sin embargo, muchos consideran que el aficionado actuó de manera inapropiada y que la sanción impuesta es justa y necesaria para preservar el orden durante los partidos.
El caso ha reabierto el debate sobre el comportamiento de los aficionados en los estadios y las medidas necesarias para evitar este tipo de incidentes en el futuro, especialmente en un deporte que se caracteriza por su cercanía con los espectadores.