Jesús Estrada Ferreiro es un político y abogado constitucionalista que asumió la presidencia municipal de Culiacán como consecuencia del tsunami electoral que fue Morena en el 2018; tuvo la oportunidad de reelegirse aprovechando el empuje de las elecciones intermedias federales.
Por: Ana Quintero / @anaquinteroave
Fue un alcalde polémico desde el primer día: nos pidió que transitáramos las calles por donde no haya baches, para constatar que en Culiacán no hay baches; ante el aumento de casos de delitos sexuales contra las mujeres alegó que él no nos había violado ni mandado a violar; atacó y se peleó con los medios de comunicación en múltiples ocasiones; ofendió a diferentes personajes de la vida pública de Sinaloa, como lo son Graciela Domínguez y Sara Bruna Quiñonez; y se atrevió a promover acciones, desde su posición de poder, para obstaculizar el acceso a derechos por parte de las viudas de policías.
En pocas palabras, se dejó llevar por el poder que le fue confiado y en consecuencia de todos esos momentos icónicos de pena ajena, indignación, risa, memes y stickers que siguen vigentes al día de hoy, se ganó un juicio político para ser juzgado por cargos de abuso de autoridad, discriminación, desempeño irregular de la función pública y ejercicio indebido del servicio público.
El viernes 10 de junio del 2022 publiqué esta columna en la que critico su actuar hasta el momento en el que fue escrita, y me pongo a la expectativa de la declaración que JEF debía dar como parte del proceso de juicio político ante el pleno del Congreso de Sinaloa. Para sorpresa de muchas personas, mientras todas las partes se dieron cita, la sesión extraordinaria comenzó sin la presencia de Estrada Ferreiro ni la de su defensora. De hecho, los medios reportaban que él estaba ingresando a Estados Unidos. ¿Se habrá perdido rumbo al palacio legislativo?
Acto seguido, nos enteramos de que la sesión a puerta cerrada del congreso acabó en la aprobación unánime del desafuero de Jesús Estrada Ferreiro, lo que significa que será juzgado como cualquier otro ciudadano y que las y los diputados sinaloenses tenían la tarea pendiente de elegir a un nuevo presidente municipal, y ahí es donde la novela se puso dramática.
El congreso estatal aprobó que el presidente municipal sustituto sea Juan de Dios Gámez Mendivil; un hombre cercano a funcionarios de alto nivel de la Cuarta Transformación, pero criticado por no tener arraigo con la ciudadanía. Antes de pasar al siguiente capítulo de esta historia trágica llamada: qué pedo con la clase política, les comparto aprendizajes y siguientes pasos:
¿Qué aprendimos?
- Ningún presidente municipal es intocable: Con organización, activismo y voluntad política, es posible que cualquiera puede ser destituido.
- Si el pueblo bueno se equivoca al elegir, los otros poderes pueden intervenir: Es cierto que esto incomoda a los demócratas de hueso colorado, pues dicen que no es lo mismo un alcalde electo por cientos de miles de votos que por 39 personas. ¿Esto convierte a Juan de Dios Gámez en regente en lugar de presidente municipal? Si sí, entonces urge legislar, porque el congreso está actuando conforme a la ley.
- Los señores obradoristas son selectivos: A pesar de que acusamos constantemente al obradorismo de promover un movimiento político basado en amiguismos, lealtades malsanas y protecciones impunes (como el caso de Félix Salgado Macedonio), el hecho de que nadie al interior de Morena haya deseado proteger a Jesús Estrada Ferreiro nos indica que, o no fue suficientemente hábil como para encontrar protección, o hasta el gobernador y compañía tienen brújula de no traición al pueblo.
¿Qué pedir y esperar del presidente municipal sustituto?
El piso mínimo: Respeto a la ley, resultados positivos para el municipio, transparencia y rendición de cuentas. Además, tenemos que pedir empatía, criterio propio, buen trato a los medios de comunicación, menos memes y más trabajo de lo que hacía el anterior, y muy importante, que sepa que lo vamos a vigilar y que no nos vamos a conformar con alcaldes groseros que no conformes con no trabajar, se victimizan y se justifican. Nunca más.
A Culiacán le espera un camino complejo de estabilización y un periodo de prueba lleno de sueños y expectativas renovadas porque todas y todos queremos administraciones que estén a la altura de los retos que enfrentamos todos los días.
