Previo al final del año 2020 no había manera de no conocer a Jack Ma. El fundador de Alibaba; el Amazon chino, y de Ant Group, una de las Fintech más poderosas de la actualidad, era comúnmente mencionado como un ejemplo de superación y punta de lanza en los negocios internacionales.
Todos quienes hablaban de superación, escribían o compartían los videos donde explicaba cómo había sido rechazado por Harvard e incluso por KFC para un empleo, y en el 2020 era ya el hombre más rico de China. Además de ejemplo de superación, Ma era un asiduo de las conferencias de negocios más prestigiosas e incluso se prestaba para mandar mensajes en video o participar en entrevistas para las mejores revistas de negocios, compartiendo sus experiencias y dando su opinión sobre la situación al momento del mundo de los negocios y la economía mundial.
Pero cuando en octubre se preparaba para hacer de Ant Group una empresa pública, en una de sus habituales participaciones en simposios internacionales, criticó al gobierno chino por sus extremas restricciones que según mencionó, frenan a los emprendedores y además menciono la falta de un buen sistema financiero en China. Después de eso, no se supo de el en 3 meses. En la declaración inicia que estaba indeciso si hablar ese día.
Su desaparición se produjo justo cuando Xi Jiping; el líder chino, estaba reforzando medidas de control sobre los sectores financieros y de tecnología. En ese periodo, grandes dirigentes de empresas de tecnología renunciaron a sus puestos, Alibaba recibió multas y la industria de la tecnología recibía leyes de derecho de competencia. Para el gobierno chino, algunos lideres empresariales se habían vuelto demasiado poderosos.
En supuestas declaraciones un oficial del gobierno chino comentó, “Le mostramos a los tiburones (de los negocios) quien manda en el país”.
Desde finales del 2020 solo se le ha visto unas cuantas veces a Jack Ma en público, ya no maneja sus compañías y no ha hablado en publico sobre temas de negocios desde entonces. En total, su fortuna ha bajado alrededor de 40 mil millones de dólares, y su situación actual ha sido percibida por los empresarios chinos como el precio a pagar por cuestionar al partido comunista chino.
Por Xico Castro