El Gran Premio de Brasil de este año dejó una factura millonaria tras los impactantes accidentes que involucraron a pilotos como Franco Colapinto y Alex Albon, entre otros.
Los accidentes se produjeron en diferentes momentos de la competencia, algunos durante las prácticas y otros en la carrera principal. Los daños a los vehículos, muchos de los cuales sufrieron pérdidas significativas en partes esenciales, sumaron millones en reparaciones y reemplazos. La magnitud de los daños ha sido destacada por la organización.
La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) se ha comprometido a revisar las circunstancias que pudieron haber contribuido a los incidentes, aunque por ahora consideran que fue una coincidencia de desafortunados eventos. Sin embargo, la situación ha abierto un debate sobre la seguridad en las pistas de carreras.
La reparación de estos daños supone una carga financiera considerable para los equipos, especialmente aquellos con presupuestos más limitados. Algunos jefes de equipo han expresado su preocupación sobre el impacto que estos accidentes tendrán en sus próximas competencias y en los recursos disponibles para mejoras.
Este incidente deja al Gran Premio de Brasil en la mira por los elevados costos derivados de los accidentes, y queda la expectativa de que la FIA tome medidas preventivas para evitar pérdidas de esta magnitud en futuros eventos.