Imagínate masticar un chicle que deje inofensivos a dos de los virus más comunes y molestos: la gripe y el herpes. Investigadores de la Facultad de Medicina Dental de la Universidad de Pensilvania desarrollaron un chicle clínico a base de habas de lablab (Lablab purpureus) que, en pruebas de laboratorio, redujo las cargas virales de dos cepas de influenza A (H1N1 y H3N2) y de los virus herpes simplex 1 y 2 en más de un 95 %.
El secreto está en una proteína atrapavirales llamada FRIL, presente de forma natural en la habita lablab. Durante la masticación, el chicle libera de manera continua esta proteína: más del 50 % de FRIL se libera en los primeros 15 minutos, justo donde los virus entran y se propagan en la cavidad bucal. Para simular condiciones reales, usaron un simulador de masticación que reproduce el ambiente saliva–dientes–muelas, confirmando que la cantidad de FRIL liberada es suficiente para neutralizar los virus sin degradarse ni interactuar de forma adversa.
Además de su sorprendente eficacia, el chicle cumple con estándares de producción clínica y ha demostrado ser seguro en las pruebas de biocompatibilidad. Estudios de estabilidad indican que la proteína FRIL permanece funcional en el chicle almacenado a temperatura ambiente durante más de 790 días, lo que abre la puerta a su fabricación y distribución masiva.
El siguiente paso es evaluar esta innovadora estrategia en ensayos clínicos con voluntarios. Si todo sale según lo planeado, podríamos tener pronto un método sencillo y cotidiano para frenar contagios de gripe y herpes… ¡solo con un chicle! Una forma práctica de gracias a la ciencia masticar el riesgo viral.
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