El cambio climático ha tenido repercusiones en diversos aspectos del planeta, incluyendo la salud y la vida diaria de nuestras mascotas.
Según Fausto Reyes Delgado, director médico del Hospital Veterinario UNAM Banfield, los parásitos que afectan a nuestras mascotas tienden a desarrollarse mejor en climas cálidos, como los que se experimentan en la Ciudad de México desde marzo hasta octubre.
Con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, el ambiente cálido prevalece durante la mayor parte del año, lo cual beneficia la proliferación de parásitos. Estos organismos dependen de las condiciones ambientales, como temperaturas cálidas y alta humedad, para su desarrollo óptimo.
Los parásitos se dividen en dos categorías principales: endoparásitos, que viven dentro del cuerpo, como protozoarios y varios tipos de gusanos; y ectoparásitos, que viven fuera del cuerpo, como pulgas, piojos, garrapatas y chinches.
Durante los períodos cálidos, se observa un aumento significativo en los casos de infestaciones por pulgas, piojos, garrapatas y chinches, disminuyendo cuando las temperaturas bajan. Estos organismos requieren temperaturas de al menos 19 grados Celsius y mayor humedad, condiciones que son comunes en la Ciudad de México, especialmente durante la temporada de lluvias.
Sin embargo, los parásitos también se adaptan a cambios en las condiciones climáticas. Por ejemplo, los huevos de parásitos externos pueden permanecer congelados en climas fríos y eclosionar cuando se exponen a condiciones más cálidas. Lo mismo ocurre con los endoparásitos, cuyos huevos pueden eclosionar cuando las condiciones son favorables.
Por lo tanto, es crucial llevar a cabo desparasitaciones periódicas en nuestras mascotas, especialmente durante los meses cálidos, para romper el ciclo de reproducción de los parásitos y prevenir infestaciones recurrentes tanto en perros como en gatos.
¿Cómo atenderlos?
Existe una amplia variedad de productos para combatir los parásitos externos en mascotas, que incluyen collares, champús, jabones, pipetas, pastillas y tabletas. Estos productos suelen tener una duración de uno a tres meses, por lo que es fundamental consultar con el veterinario para establecer un calendario de desparasitación adecuado a las necesidades de cada mascota.
El veterinario cuenta con el conocimiento necesario para determinar el intervalo de tiempo entre cada tratamiento, que puede variar de uno a tres meses según el tipo de producto utilizado. Es importante convertir la desparasitación en un hábito regular para garantizar la salud de la piel de la mascota.
Un error común en América Latina es que algunos propietarios no desparasitan a sus mascotas si no detectan pulgas o garrapatas visibles. Sin embargo, cuando estos parásitos son evidentes, es probable que la mascota ya esté afectada por enfermedades transmitidas por ellos.
En cuanto a los parásitos gastrointestinales, es crucial identificar el tipo de parásito y su ciclo para aplicar el tratamiento adecuado. El veterinario puede realizar pruebas de laboratorio para determinar qué parásitos afectan a la mascota y cómo abordar la situación de manera efectiva.
Las mascotas que salen a pasear en áreas de recreo y tienen contacto con otros animales deben desparasitarse con mayor frecuencia, posiblemente cada uno o dos meses. Por otro lado, aquellos que pasan la mayor parte del tiempo en casa pueden desparasitarse dos o tres veces al año, dependiendo de sus hábitos y exposición a parásitos externos.
Fuente de información: Hospital Veterinario UNAM Banfield