Cada 13 de enero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un trastorno emocional más común de lo que parece y de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud afecta a casi 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada como la primera causa mundial de discapacidad. Por ello, hoy hablemos de depresión.
La depresión es una enfermedad frecuente alrededor de todo el mundo; se estima que afecta a un 3,8% de la población, incluidos un 5% de los adultos y un 5,7% de los adultos de más de 60 años. Y a escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas tienen depresión. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana.
Puede convertirse en un problema de salud muy serio, especialmente cuando es recurrente y de intensidad moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento a la persona afectada y alterar sus actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio.
Cada año se suicidan más de 700 000 personas. El suicidio es la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años. La depresión incide notablemente en las tasas de mortalidad y morbilidad. Impacta a personas de todas las edades y de manera muy significativa a adolescentes y personas de la tercera edad.
Sí existen tratamientos conocidos y eficaces contra los trastornos mentales, pero más del 75% de las personas afectadas en los países de ingresos bajos y medianos no recibe tratamiento alguno. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de proveedores de atención de salud capacitados, además de la estigmatización asociada a los trastornos mentales. En países de todo tipo de ingresos, las personas que experimentan depresión a menudo no son correctamente diagnosticadas, mientras que otras que en realidad no padecen el trastorno son a menudo diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.
¿Por qué conmemorar este día?
Con la proclamación de este día se pretende sensibilizar, orientar y sobre todo prevenir a la población a nivel mundial sobre esta enfermedad, cuyas cifras aumentan de manera desproporcionada en el mundo y esto es una gran alarma.
Entre las principales señales de alarma de la depresión destacan: tristeza permanente, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana (se le denomina anhedonia), aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio.
Cual sea el caso, es muy importante se requiere de atención médica especializada para un diagnóstico oportuno y por supuesto tratamiento. No se trata de un simple decaimiento en el estado de ánimo o emocional, ya que puede conllevar al surgimiento de otras enfermedades como estrés, fobias, ansiedad, trastornos obsesivos y en el peor de los casos conducir al suicidio.
Influye notablemente la composición genética y el funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales, definidos como aquellas sustancias químicas que ayudan a la transmisión de mensajes entre las células nerviosas del cerebro.
Las causas son múltiples, pero solo mencionaremos algunas:
- Exposición a situaciones estresantes y traumas.
- Problemas económicos.
- Situación laboral o desempleo.
- Pérdida o enfermedad de un ser querido o mascota.
- Rupturas sentimentales, divorcios.
- Enfermedades preexistentes que pueden provocar síntomas depresivos, como el hipotiroidismo, la mononucleosis, entre otras afecciones.
- Presiones de tipo social como el bullying.
Recordemos que cualquier persona es susceptible a pasar por un episodio de depresión y hay que poner atención porque puede ser imperceptible. La depresión es un trastorno que se puede diagnosticar a tiempo, por ello es importante mantenerse bien informado y buscar la orientación oportuna y necesaria sobre este tema, que es tan sensible. Hablemos de depresión, recuerda que #NoEstásSolo.
Redacción: Sugey Elenes
Referencias: OMS