El 21 de marzo, más allá de marcar el equinoccio y la bienvenida a la primavera, se ha convertido en un día especial para regalar flores amarillas. Esta tradición, llena de simbolismo y color, nos invita a celebrar la luz, la renovación y la esperanza. La flor amarilla, con su tono vibrante, representa la alegría y la amistad, recordándonos que, incluso en los días más grises, siempre hay un rayo de sol esperando para iluminar nuestro camino.

La costumbre de obsequiar flores amarillas en este día tiene raíces profundas en la conexión entre la naturaleza y el ser humano. Al coincidir con el inicio de la primavera en el hemisferio norte, se asocia con el renacer de la vida, el florecimiento y la posibilidad de nuevos comienzos. Además, en muchas culturas, el color amarillo simboliza la creatividad y el optimismo, cualidades que se desean transmitir a través de este gesto tan sencillo como regalar una flor.

Pero, ¿de dónde viene esta tradición? Aunque las explicaciones varían según la región, una teoría popular sugiere que el acto de regalar flores amarillas nació como una forma de rendir homenaje al sol y a la naturaleza, elementos esenciales para la vida y el bienestar. Con el paso del tiempo, este gesto se transformó en una manera de expresar buenos deseos, amistad y hasta amor, siendo el color amarillo un recordatorio constante de la calidez y el brillo que cada uno puede aportar al mundo.

Si te ha picado la curiosidad sobre el origen y el significado de esta tradición, ¡te invitamos a descubrir más en nuestro blog! Sumérgete en un viaje lleno de historia, cultura y un toque de humor que solo las flores amarillas pueden inspirar.

Redacción: #TQHTeam