Nació una lucha, en el sol de una tarde, el antepenúltimo mes, un sentimiento, dolor profundo; la valentía y el arrojo abundaban, se enfrentaban a gigantes sin rostro, sin cuerpo, pero que lastimaban y cruelmente.
Horrorizados tuvieron su primer encuentro con el poder, los hirió, los hizo esconderse en los montes y serranías, atacaban con sigilo, donde dolía, en el bolsillo y a la cabeza, secuestro, asalto a mano armada, lo que fuera necesario para detenerlo.
La juventud se les escapo, soñando, planeando, confrontando, huyendo, en prisiones, lejos de sus familias incluso de sus hijos, aparecieron las responsabilidades, ya no existía el arrojo y la valentía resultaba ser una herramienta obsoleta, prudencia e inteligencia, se volvieron los nuevos artilugios a utilizar.
El poder ahí estaba, lo comenzaron a alcanzar con luchas menos agresivas y más sociales, la persecución y espionaje existía, pero negociadores y puentes entre los pares dentro del poder, si, ya uno que otro ex luchador, era tecnócrata, sociólogos, filósofos, abogados y un sinfín de ex revolucionarios, encontraron en la lucha de escritorio, tribunales y juzgados, una nueva trinchera, siguieron alzando la voz, el poder los seguía lastimando, les arrebato esposas, madres, hijos, tíos, sobrinos.
Los que ostentaban el poder, comenzaron a desaparecer, ya no se miraban tan fuertes, las voces antes opacas, vibraban con las nuevas tecnologías, nuevos aires, aunque estaban cansados alcanzaban a ver a dos escalones el final de la escalinata revolucionaria que les había tocado confrontar, burlas, persecuciones, familias divididas por la búsqueda de la igualdad y libertad, cuantos sueños sin alcanzar, cuantas vidas truncas que no llegaron a ver el final.
Por fin lo tenían, estaba a su alcance, primero lo apreciaron minuciosamente y dijeron, no llegamos aquí para usarlo igual, empezaron a palparlo, medirlo, confeccionarlo de nuevo, se lo probaron, solo para ver como se veía, les gusto; su voz se escuchaba, sus ordenes eran cumplidas, la razón los acompañaba de forma constante y rara vez, se les decía: NO.
Y ahí estaban un 2 de Octubre 54 años después, siendo señalados por espiar a los luchadores, perseguir a los estudiantes, callar a quienes alzaban la voz, ahí estaban idolatrando el mazo de quien los había llevado hasta allá, del verdugo que los volvió revolucionarios, los extremos se unen.
“Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti” – Nietzsche
Por: 1Loco