Las fuerzas policiales de Los Ángeles arrestaron a 40 miembros de una pandilla supremacista blanca involucrada en delitos graves como tráfico de drogas y fraude.
El grupo desmantelado tenía operaciones en varios estados y se había expandido a otras actividades delictivas, además de las ya mencionadas, como el tráfico de armas y extorsión. La investigación duró varios meses y culminó en múltiples allanamientos.
El alcalde de Los Ángeles, Karen Bass, expresó que estos arrestos envían un mensaje claro de que no se tolerará la violencia racista en la ciudad. También se comprometió a fortalecer los recursos policiales y sociales para prevenir la expansión de estas pandillas.
Grupos de derechos civiles han aplaudido los esfuerzos de las autoridades para combatir el supremacismo blanco, aunque advierten que la lucha contra el racismo y la discriminación es constante. También piden mayores esfuerzos educativos y de concientización en las escuelas y comunidades.
El caso ha sido ampliamente comentado en los medios, y las autoridades esperan que los arrestos ayuden a disminuir la actividad delictiva de estas organizaciones en la región.