Las temerarias declaraciones del gobernador Rubén Rocha Moya, que han trascendido a nivel nacional, son solo una muestra del llamado “pacto patriarcal”, esa complicidad que los hombres tenemos para minimizar la violencia de todo tipo hacia las mujeres.
LA CÁTEDRA
Por: Mario Kato
Parecería no tener lógica defender acosadores y violentadores, pero se hace porque al hacerlo se protege todo un paradigma de privilegios masculinos, sobre todo en lo que respecta a menoscabar la integridad de las damas, a algo que se puede poseer o “conquistar”.
La “Imprudencia” que cometió Rocha al decir que el “iba a proteger” a un sujeto que había cometido acoso sexual, solo es una pincelada del menoscabo que su gobierno ha hecho respecto a los mecanismos de defensa de las mujeres.
El mismo gobernador ha cometido abusos desde su tribuna en la mañanera, al descalificar a mujeres que se han atrevido a cuestionar su ejercicio de gobierno o a afectar intereses de sus socios con los que co gobierna, por ejemplo, cuando llamo “ladrona” a la abogada, Yesenia Rojo Carrizosa, quien paradójicamente trabaja en el Centro de Justica para las Mujeres.
La violencia que ha ejercido Rocha como gobernador no solo ha sido verbal, desde su investidura, también ha sido institucional, no hay paridad en los puestos de primer, segundo y tercer nivel de la administración estatal, además, se ha recortado presupuesto a programas clave como las escuelas de tiempo completo que beneficiaban a madres jefas de familia y los refugios para mujeres violentadas que administraba la CEAIV.
Curiosa la cosa, Rocha creó la Secretaría de la Mujer, que antes era un instituto, además nombre a una mujer con todas las credenciales y prestigio idóneo para ocupar dicho cargo, María Teresa Guerra Ochoa, pero todo fue una mera pantalla, en la praxis su gobierno ha sido altamente misógino, y a Tere Guerra la neutralizó con un cargo, y cada día acaba con su credibilidad al tenerla sometida.
Por ejemplo, la penosa y ridícula defensa que intentó hacer Guerra del gobernador ante el reciente escándalo nacional, señalando “calumnias”, cuando fue el mismo Rocha el que se metió en berenjenales al abrir de más la boca como es su costumbre.
Otro par de ejemplos de la misoginia del gobernador se dan en su ejercicio del poder político, al descalificar las denuncias de acoso y abuso sexual que hay en contra de su Ahijado, Juan de Dios Gámez Mendívil, Leobardo Gallardo y Antonio Aguilar Gómez, a los dos primeros los impulso a cargos estratégicos, como presidente municipal de Culiacán, y Magistrado del Tribunal Contencioso administrativo respectivamente.
Pero el mayor pecado en este sentido ha sido el encumbramiento de un funcionario público señalado e incluso denunciado penalmente desde hace más de cuatro años de acoso sexual, Enrique Inzunza Cázarez, a quien no solo sumo a su equipo, sino que lo ha vuelto el segundo hombre más poderoso de Sinaloa.