El país sudamericano, con una población de 3.5 millones de habitantes, está en proceso de recuperación tras enfrentar la peor sequía en decadas, lo que ha desencadenado una grave emergencia hídrica en la nación.
En la represa de Canelón Grande, una fuente hídrica crucial para la ciudad sedienta de Montevideo en Uruguay, los niveles de agua han permanecido tan bajos durante un período prolongado que ahora la vegetación cubre gran parte de lo que solía ser un lago.
Según las estimaciones del gobierno, en los próximos 7 a 10 días, la capital se quedaría sin suministro de agua potable, lo que obliga a los residentes frustrados a depender del agua embotellada como única alternativa.
La escasez de lluvias ha obligado a las autoridades a utilizar agua de una sección más salina del río Santa Lucía, que es la principal fuente de suministro de agua potable en Uruguay. Esto ha llevado a muchas personas a no poder beber directamente del grifo.
“Es terrible, no se puede tomar“, expresó el profesor Adrián Días, quien debe comprar dos o tres botellas de agua de 6.5 litros cada dos semanas. “Mi esposa padece hipertensión, por lo que es imposible que beba el agua debido a la alta concentración de sal“.
La sequía que ha golpeado a Uruguay, empeorando durante más de tres años, ha reducido de manera histórica las reservas de Paso Severino. Hasta el 28 de junio, solo quedaban 1.652.547 metros cúbicos de agua, lo que representa un 2,4% de su capacidad total.
El agua represada ya no fluye sobre el hormigón gris del vertedero, sino que se encuentra varios metros por debajo de su nivel habitual.
Además, el caudal controlado que fluye hacia la planta potabilizadora, ubicada a 35 km río abajo, apenas alcanza a salpicar las rocas frente a ella.
Una placa conmemora la fecha de inauguración de la represa, el 30 de octubre de 1987, momento en que los terrenos circundantes quedaron inundados. Sin embargo, debido al pronunciado descenso del nivel del agua, ahora han surgido puentes que habían estado sumergidos durante más de 30 años.
Según la empresa estatal OSE, encargada de suministrar agua potable al país, cuando la represa de Paso Severino operaba por encima de su nivel de 36 metros, tenía una superficie de 1.487 hectáreas.
Julio Sánchez, un productor rural retirado de 78 años y miembro de un grupo de historiadores locales, afirma que ha habido sequías anteriores, pero ninguna como esta.
Para hacer frente a la falta de lluvias, OSE ha estado mezclando durante los últimos dos meses el agua de Paso Severino con otras provenientes de cursos cercanos al Río de la Plata, que son más salobres debido a su origen en el estuario.
A comienzos de este mes, el Gobierno de Uruguay decretó una situación de emergencia hídrica, implementando exenciones fiscales para el agua embotellada y ordenando la construcción de un nuevo embalse.
Además, el Gobierno está distribuyendo agua potable a grupos vulnerables e instituciones como escuelas, hogares de ancianos y hospitales, según informó Gerardo Amarilla, subsecretario del Ministerio de Medio Ambiente.
Fuente: El Sol de México